EUROPA
PRESS
7 marzo
2022
Lo
que llamas probiótico puede no serlo, te contamos qué son y cómo funcionan
A veces nos confundimos y llamamos
probióticos a cosas que no son. Se cree que el yogur, el queso o la kombucha lo son, pero no es así. Los probióticos son
microorganismos que están vivos y que en las cantidades adecuadas confieren un
beneficio para quien lo consume.
"En el caso de los tres productos mencionados, si somos
estrictos, no podemos denominarlos probióticos porque no sabemos qué
microorganismos llevan, en qué cantidad, y además no hay estudios que nos digan
que estos confieren beneficios para la salud. Sí pueden ser saludables, como
alimentos en una dieta equilibrada, pero esa acción terapéutica no la
tienen", afirma en una entrevista con Infosalus
Olalla Otero, doctora en Biología, miembro del equipo científico de Nutribiótica y experta en el campo de
los probióticos.
Acaba de publicar 'El revolucionario mundo de los
probióticos. Qué son, cómo funcionan y para qué sirven' (Alienta Editorial), un
manual en el que intenta despejar todas las dudas que existen en torno a este
mundo de los probióticos, que reconoce que actualmente "está en
auge".
Así, esta experta manifiesta que los probióticos cuando se
quieren usar con fines terapéuticos deben tener ciertas características, y para
ello ve útil conocer la cepa, "que es como su DNI o nombre del
microorganismo" que contiene, y que vamos a consumir, aparte de
cerciorarnos de que existen estudios sobre la misma.
Después, ve fundamental conocer el origen, saber de dónde
viene el microorganismo, porque pone el ejemplo de que si este está adaptado a
nuestro intestino podrá crecer mejor y obtendremos con su uso más acciones
beneficiosas que por ejemplo con los probióticos que obtengamos de la vaca; aparte
de asegurarnos de que llegan vivos los microorganismos de ese probiótico que
vamos a consumir.
Cuando pueden ser útiles
Así, la doctora en Biología y experta en probióticos Olalla
Otero subraya que los probióticos pueden ser de ayuda en algunos tratamientos.
Dice que gay mucha patología relacionada con un tipo de desequilibrio del
microbiota, desde infecciones de orina, hasta la diarrea del viajero, o para
tomar antibióticos, o enfrentarnos a una gastroenteritis vírica.
"Todo esto se puede tratar con probióticos, pero
también la salud mental o cerebral. Los probióticos pueden mejorar la
comunicación entre el intestino y el cerebro Lo que llamas probiótico puede no
serlo, te contamos qué son y cómo funcionan y entonces se puede modular el
humor con probióticos, con algunas cepas concretas, aparte de mejorar
trastornos como la ansiedad, por ejemplo; hay bastantes estudios al
respecto", apunta la especialista.
En cuanto a si un probiótico puede sustituir a un fármaco,
dice que en algunos casos sí pueden actuar como coadyuvantes en un tratamiento
farmacológico, como en el caso de un antibiótico, donde se suele recomendar su
toma; pero a veces se pueden emplear como terapia única, como en las diarreas
del viajero o las intoxicaciones alimentarias, donde solo se puede ofrecer un
suero o algún fármaco para cortar la diarrea, pero con el probiótico, si se
emplea correctamente, el paciente mejorará notablemente.
Otro aspecto que menciona es que, en España, por ahora, los
probióticos no están clasificados como fármacos, si bien en Estados Unidos
quieren cambiar la legislación al respecto. "A día de hoy son complementos
alimenticios en nuestro país y se pueden adquirir sin receta. Hay cientos de
marcas y cada una con formulaciones muy distintas, lo que causa cierta confusión
en el consumidor. Por eso, la persona que vaya a comprar un probiótico, y dado
que no todos son iguales porque no todos tienen los mismos microorganismos, es
recomendable ser aconsejados por un experto", remarca Otero.
Sobre si son inocuos, y su uso puede perjudicar nuestra
salud, esta experta expone que podemos elegir mal el probiótico que tomamos, de
forma que, aunque sus consecuencias no son graves para nuestra salud, sí pueden
pasar dos cosas: no pasar nada y que no consigamos el efecto deseado con su
toma, solo hayamos perdido el dinero de su compra; o bien puede sentarnos mal,
y que por ejemplo tengamos hinchazón o incomodidad abdominal, que remitirán una
vez dejemos de tomar el probiótico.
¿Cualquier persona puede tomar un probiótico?
En cuanto a si cualquier persona puede tomarlos, la miembro
de Nutribiótica refiere que sí, si bien se aconseja
siempre que estos sean pautados por un profesional de la salud formado en microbioterapia y microbiota, ya sean médicos,
dietistas-nutricionistas farmacéuticos u otros.
Asimismo, recalca que el tiempo de intervención con
probióticos dependerá del caso a abordar y del tipo de disbiosis, siendo en
algunos casos semanas, mientras que en otros los tratamientos pueden durar un
periodo largo.
Aquí señala que no interaccionan con los fármacos, pero sí
impactan sobre el microbiota, por lo que se afectará a la fisiología intestinal
y, por tanto, podría tener un impacto en la farmacocinética.
Sobre por qué no está tan extendido su uso, Otero lo achaca
a la falta de tiempo de los especialistas sanitarios con cada paciente, y dice
que luego que en el currículo de la carrera de Medicina no se toca apenas el
cuidado del microbiota, no hay asignatura sobre ello, aunque el interés del
colectivo sobre los probióticos es cada vez mayor "gracias a su
esfuerzo".
Recurda aquí que los probióticos se
emplean especialmente desde hace décadas, pero de forma más extendida, que lo
use cualquier profesional, la gran explosión ha tenido lugar en la última
década, según confiesa. De hecho, reconoce que son muchos los profesionales
sanitarios que señalan que son sus pacientes los que se los demandan.
Conceptos erróneos o mitos que debemos desterrar
En este sentido, Olalla Otero lamenta que no todos ls profesionales tienen esa visión tan amplia de hasta
dónde está implicada el microbiota en la salud, cuando
podemos modular su composición con probióticos. Cree que se pueden usar más de
lo que se emplean ahora, más que para acompañar el antibiótico o cuando el niño
tiene la diarrea vírica, que es cuando lo receta el pediatra.
También opina que en los próximos años se avanzará en el
conocimiento del microbiota y su implicación en otros trastornos y los
profesionales se están actualizando cada día más. "No vamos a curar muchas
patologías con probióticos, pero sí mejorará el tratamiento si además del
fármaco que toque acompañamos con un probiótico el cuidado del
microbiota", resalta.
Por otro lado, pone en valor que no vale cualquier
probiótico para todo, ya que cada cepa es específica para una acción concreta y
debemos conocer esas cualidades de cada una de las cepas para poder escoger el
probiótico específico para el trastorno.
Probioticos y covid
En última instancia, y preguntada sobre la posible relación
que existe entre los probióticos y la COVID-19, esta experta señala que en las
personas infectadas con el virus SARS-CoV-2 se altera la composición de su
microbiota y sufren una disbiosis.
"Hay cepas probióticas con acción antiviral y que
pueden impedir que un virus penetre en la célula hospedadora, en este caso la
célula humana. Se están estudiando algunas cepas probióticas que podrían
impedir la unión del SARS-CoV 2 con nuestras células
humanas. Se está empezando a estudiar un poco, pero, como ocurre con otros
virus, algunas cepas probióticas sí se ha probado que puedan ser de
utilidad", concluye.